LOS HERMANOS
DE MI MADRE


Mis yayos Vicente y Amparo tuvieron cuatro hijos a lo largo de ocho años. Mi madre, Amparo (1932-1999) fue la mayor, después le siguieron Carmen, Paquita y Vicente.


Mi tía Carmen 1936, ha sido siempre una mujer de carácter muy extrovertido y enérgico, y sobre todo muy devota. Junto con mi madre realizó tareas agrícolas en los campos de su padre como coger el cacau o acompañarle a vender los cerdos al mercado de Campanar. En 1960 se casó con mi tío Vicente Juliá fallecido en 2006, agricultor de profesión, con el que tuvo tres hijos varones y vivieron en el Cabañal en una bonita casa muy cerca de la iglesia de los Angeles. La casa hacía chaflán, en una calle estaba la puerta principal y era el lugar preferente para ver desfilar las procesiones de Semana Santa y por la otra calle un enorme portalón gris daba acceso a un interminable  corral donde en ocasiones nos reuníamos toda la familia a comer paella o a cenar en el verano las típicas clochinas y el tomate con tonyna.¡Qué bien lo pasaba con mis primos jugando allí y cruzando la puerta de hojas oscilantes que había en el pasillo de su casa…! En aquella época ya llevábamos más de seis años viviendo en el piso de Ramiro de Maeztu y esa casa era lo más parecido a estar en la alquería. 


         La tercera y más pequeña de las hermanas, Paquita, nació en 1940 y ha sido siempre la más reservada de las tres. Acudió al colegio hasta los trece años y ayudó también a su padre a sacudir el cacau y según me cuenta, le acompañaba a venderlo a la calle de la Conserva. Pero sobre todo ha sido muy habilidosa. Todo el gusto por la costura y las labores que mi madre nunca tuvo, lo tiene ella. Aprendió a bordar y posteriormente fue a corte y confección; habilidad que ha desarrollado como hobby a lo largo de toda su vida. A los veinticinco años se casó con mi tío Pepe, se fueron a vivir a un piso de la Calle de las Islas Canarias y tuvieron siete hijos: cinco mujeres y dos varones.

Mi tío trabajaba como comerciante en el almacén de patatas y cebollas y revisaba las plantaciones. Por la noche si había que freír patatas para la cena eso siempre era cosa suya y le salían exquisitas. Falleció en 2015. 

         Mi tía Paquita fue mi madrina de bautismo y si es cierto que “la pila tira”... de ella he heredado el ser habilidosa. Siendo adolescente yo pasaba algunos días de verano en la casa que tenían en Benissanó. Por la mañana le ayudaba con los niños y por las tardes salía algún rato con las amigas que hice en el pueblo. Como mi tía también era una excelente cocinera, a nivel gastronómico, comer en su casa se convertía en un auténtico disfrute. Recuerdo la exquisitez de su sencilla coca de llanda y como sus manzanas asadas me parecían el postre más delicioso del mundo. 


         El pequeño de los cuatro hermanos, mi tío Vicente, nació en 1944. Fue muy guapo de niño y lo sigue siendo de adulto. Creo que hubiese podido ser el doble del actor Roger Moore haciendo de 007; sobre todo cuando su cuerpo atlético y muy bien proporcionado, tuvo su máximo esplendor en la época del servicio militar. Después, gracias a su gusto por el buen comer, algunos kilitos de más le han dado algunas redondeces pero sin restarle un ápice de su atractivo. Se casó con mi tía Maruja en 1968 y tuvieron tres hijos varones. Trabajó junto con mi tío Pepe como comerciante en el negocio familiar de exportación de cebollas hasta su jubilación. 

Inteligente, muy creativo y excelente comunicador, en sus ratos libres se ha dedicado a componer y recitar hermosas poesías a infinidad de damas de honor y reinas de las fiestas de la localidad que les acogió: Benissanó. 

 

Los cuatro hermanos siempre se han querido mucho. La pérdida de mi madre en 1999 a la edad de 66 años nos dejó a todos desconsolados y sé que mis tíos sintieron un profundo vacío.

Espero disfrutar de ellos por mucho tiempo. 

©️AMPARO NOGUERA





Comentarios

  1. Qué bonito recordar haciéndose eco de aquello que nos han contado nuestros mayores, y con la fortuna de tener recuerdos propios, al ser de las primogénitas de la familia 🥰

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    1. Es cierto que ser la primogénita es una suerte. He vivido cosas que el resto de mis primos no han vivido. ❤️

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    2. Comparto esa fortuna de ser la mayor de mis herman@s y también el haber estado muy unida a ti desde pequeña, pudiendo haber compartido algunas de tus vivencias, con esos 6 años de diferencia yo te idolatraba y quería a partes iguales, hoy en día igualmente te admiro y te quiero 💖

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  2. Qué suerte para tu familia tener quien les relate sus recuerdos.
    Me alegro de volver a leerte, Amparo.

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